Ya es de público conocimiento lo que han significado (y significan) vehículos como el Tucson y el Santa Fe, grandes responsables del crecimiento de más del 120% que Hyundai registró en nuestro mercado en el período 2007/2008. Ahora, el Veracruz llega para completar las opciones del pack completo de modelos SUV (Sport Utility Vehicle) de la marca. El nuevo todoterreno de la marca coreana se ofrece en nuestro país con dos variantes de motor: un naftero de 260 CV y un turbodiésel de 240 CV, el primer diesel V6 de la firma. Producido en Ulsan, Corea del Sur, el Veracruz es el buque insignia de Hyundai para medirse, principalmente por tamaño, con rivales tales como Honda Pilot, Subaru Tribeca, Jeep Grand Cherokee y Kia Mohave. Ofrece un precio equilibrado de US$ 59.000 para la versión nafta y US$ 66.000 para la Diesel, con algunos detalles de equipamiento que le permiten sobresalir por sobre el resto. La Veracruz es inmensa, tiene tres filas de asientos (la tercera se oculta de manera muy práctica en el piso del baúl para aumentar la capacidad de carga), lujosa y con un confort de marcha excepcional. Pero no es un vehículo pensado para la práctica de un off road extremo. Tiene un escaso despeje del suelo y no muy buenos ángulos de ataque y de salida. Podríamos compararla, por ejemplo, con una Land Rover Discovery, cuyo ángulo de ataque es de 37,2°; el de salida, 29,6°; y el despeje, 240 milímetros. La Veracruz tiene 24,8°; 22,7° y 205 mm respectivamente, por eso habrá que tener mucho más cuidado al afrontar obstáculos si no se quiere golpear la carrocería. Los fuertes de esta nueva Hyundai son la estabilidad en ruta, la ambientación y la habitabilidad, la insonorización y la serenidad de marcha de su potente motor. Es puro confort, ideal para viajes largos en familia.