04/10/2022 - Probamos la versión tope de gama de la pick-up fabricada en Córdoba. Confort y estética renovada.
CLAUDIO CAPACE 13 January 2011
El Sandero es un chico-mediano: excede las dimensiones del segmento B y satisface por habitabilidad, respuesta del motor, comportamiento dinámico y capacidad del baúl. Esta versión cuesta $ 65.300.
El Sandero es el primer modelo desarrollado y producido por Renault fuera del Viejo Continente que cuenta con el aporte del nuevo Centro de Ingeniería Regional (Renault Tecnología Américas): si bien en Europa se comercializa como low cost bajo la marca Dacia, para nuestro mercado se produce en Curitiba, Brasil, y llega a nuestro mercado con el rombo en la frente.
Entre los chicos y los medianos
Este Sandero tira por la borda las definiciones habituales y no termina de definirse: es difícil saber si se trata del techo de los vehículos del segmento B (los chicos) o si se constituye como el piso de los C (los medianos y familiares). Punto por punto, vamos a repasar lo más destacado de esta versión naftera con equipamiento full, claramente concebida para una familia que todavía no pueda acceder a un familiar hecho y derecho pero a la que los vehículos chicos ya le aprietan de sisa.
Por fuera
Espacio interior y funcionalidad son dos características de vital importancia para todo familiar que se precie de tal. Lo anhelado -y que no siempre se logra- es agradar estéticamente. El Sandero cumple parcialmente su cometido mediante un toque de personalidad manifiesta en la trompa, y un cierre posterior diametralmente opuesto a otros productos de la marca (recordemos que utiliza la misma plataforma que el Logan, y los ingenieros no pudieron cambiar mucho).
Por dentro
En su interior, a primera vista observamos un diseño definitivamente austero que tuerce su rumbo con la combinación de colores con que se presenta el panel frontal. La dadivosa plataforma sobre la que se erige el Sandero hace presumir que en su habitáculo se respira aire cómodo, y la presunción es certera: puertas adentro, el espacio es magnánimo, virtud que apreciarán aún más los ocupantes de las plazas traseras. Los asientos delanteros tienen bolsillos en la parte posterior de los respaldos, que suman a la hora de pretender un orden al interior del habitáculo, y el baúl ofrece una capacidad de carga de 320 dm3, lo que lo posiciona como el más amplio del segmento B.
Al volante
El conductor encontrará una posición de manejo confortable, mas no “hecha a medida”. Llama la atención que el volante sea fijo, sin regulación, pero la butaca compensa tamaña particularidad permitiendo realizar modificaciones en altura y conteniendo ampliamente, aunque un poco menos a nivel de la sujeción lateral. El manejo del volante, que dispone de un grip atractivo, es cómodo, y su tamaño se condice con la dirección. La información que ofrece el tablero es clara y se percibe al primer golpe de vista. El fondo blanco de los cuadrantes principales facilita la lectura, además de otorgarle un halo de elegancia.
Ahora vienen las contras: objetamos el tamaño de los espejos exteriores y la visibilidad en el 3/4 trasero, un tanto rebuscada. Incluimos en el libro de quejas la ubicación de los levantavidrios, que resulta poco práctica (los delanteros se disponen en la plancha central y los traseros en el piso, detrás del freno de mano); la tapa del tanque de nafta, que sólo puede abrirse con la llave; y la aislación térmica en el sector del baúl y de las plazas traseras: la transmisión de calor se hace notar de manera manifiesta, especialmente en el falso túnel del sector trasero.
Seguridad
En el ítem seguridad, este Sandero se condice con los parámetros que rigen en su categoría. Las unidades cuentan de serie con ABS, doble airbag, cuatro apoyacabezas y luces antiniebla delanteras, pero anotamos la ausencia de las traseras. En la parte posterior falta el tercer apoyacabezas y señalamos otro detalle: el tamaño de los dos que existen ameritaría que fueran rebatibles para mejorar la visibilidad por parte del conductor.
Confort
El rubro confort no ofrece nada descollante y deja sabor a poco, sobre todo teniendo en cuenta su precio y la oferta de otros “full” con los que compite. En su interior, los materiales distan mucho de los parámetros que rigen en el segmento C y lo acerca a sus hermanos más chicos del B. Promueve la materia sin grandes calificaciones, pero lo cierto es que compensa el faltante con un plus de equipamiento: este tipo de enroque suele satisfacer al mercado local.
Ofrece pack eléctrico (levantavidrios, cierre centralizado y espejos exteriores), aire acondicionado y computadora de a bordo. Tanto el equipo de audio como el de climatización se presentan de una forma poco atractiva y con una disposición de los comandos un tanto incómoda para su manejo, pero no podemos pasar por alto que ambos son eficientes en sus respectivos usos, lo que no es un dato menor.
Sensaciones de manejo
Dinámicamente, esta versión naftera ofrece un muy buen comportamiento. Su chasis se manifiesta estable y los frenos responden a lo esperado. Es un producto pensado casi especialmente para los malos tratos propios de los caminos de la región (tiene muy buen despeje), y responde a la estirpe sólida que supo cultivar tan bien Renault en Argentina.
En la ciudad
En la ciudad, el Sandero se mueve como pez en el agua, y gracias a sus suspensiones los baches de Buenos Aires no se sienten en los huesos. El motor responde y muestra muy buena elasticidad: a partir de las 2000 rpm está disponible el 90% del torque máximo. Los consumos son moderados si consideramos que por cada litro de combustible recorre 10,5 km.
En la ruta
Fuera de la ciudad, su comportamiento en trayectos largos es sólido, confiable y económico. Su tanque de 50 litros lo provee de una autonomía de 633 km, llevándolo a 130 km/h; a razón de 12,6 km por cada litro de combustible. Declara una velocidad máxima de 176 km/h y en procesos de aceleración de 0 a 100 km/h se toma casi 11 segundos. El trayecto que recorre desde los 100 km/h a parada cero es próximo a los 45 metros.
A nivel sensaciones, se perciben los favores de su plataforma: dobla neutro, aunque con cierta tendencia a alargar la trayectoria en el eje delantero. La dirección acompaña y reconforta en las recuperaciones. Equilibrado, se trata de un vehículo con pretensiones cercanas a un familiar: no le pidamos las de un deportivo.
Precios y competencia
La gama Sandero en Argentina arranca en $ 57.900 para el Pack (8v/90 CV), le sigue este Confort (16v/105 CV) que probamos a $ 65.300, y entre los nafteros cierra el personalizado Get Up (16v/105 CV) a $ 66.300. Los amantes de las mecánicas gasoleras tienen el Confort 1.5 dCi diesel a $ 72.800.
Si analizamos la oferta disponible veremos que los 65 mil pesos de los que debemos disponer para hacernos de esta versión quedan un poquito salados. Su garantía de un año, sin límites de kilómetros, no logra empardar la apuesta. Para colmo, este modelo duerme con el enemigo: el principal rival está adentro de su misma familia y se llama Sandero Stepway: se trata de un vehículo muy similar en cuanto a las prestaciones, pero mucho más llamativo y logrado desde el punto de vista del diseño y la presentación (ver prueba de manejo).
Dentro de la casa del Rombo no hay que olvidar tampoco al Clio 2, un poco más chico pero con capacidad de embarrarle la cancha al Sandero por precio y equipamiento (ver prueba de manejo).
Por fuera de la marca del rombo se hace difícil definir el espacio de sus contrincantes, debido justamente a que es complicado establecer los límites sobre los que se posiciona este chico con indudables aires de mediano. Sin embargo, podría armarse un combo con el Fiat Punto (ver prueba de manejo) y el Chevrolet Agile (ver prueba de manejo), más cercanos por concepción.