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PABLO EPIFANIO   16 November 2010

TEST DRIVE: Fiat Uno Way 1.4

Uno que no pasa inadvertido

El nuevo Fiat Uno llega para dar batalla en el difícil segmento B basándose en una estética moderna y un interior bien aprovechado, aunque mejorable. Probamos el Way, con look aventurero.

TEST DRIVE: Fiat Uno Way 1.4

Otra impronta, otra imagen, otro vehículo. El nuevo Uno nada tiene que ver con el veterano y exitoso compacto nacido en 1983 que aún sigue –y seguirá- integrando la familia de Fiat. Esta reinterpretación, que también busca repetir el éxito y meterse en la historia grande de la marca, redobla la apuesta como modelo urbano, aunque claramente más orientado al uso familiar –por decirlo de algún modo- y con aptitudes, aunque modestas, para escaparle a la urbe. Más en el caso de esta versión pseudo off-road, que además de las protecciones plásticas está unos milímetros más elevada del piso (de 175 mm pasa a 190 mm) y lleva neumáticos de uso mixto.

La imagen es todo

“¿Este es el nuevo Uno?”, fueron las palabras más escuchadas de parte de quienes alcanzaron a acercarse mientras –durante los días de prueba- esperábamos en un semáforo o nos bajábamos en algún sitio. Más que una pregunta –porque la mayoría ya tenían la respuesta- era un argumento válido como para entablar una conversación y averiguar algún dato. En tanto, de parte de aquellos a los que uno observa por la ventanilla mientras el auto va en movimiento, notamos gestos de curiosidad, simpatía e incluso admiración.

El resultado de este intenso replanteo es una silueta animada mediante un mix de líneas y conceptos inspirados en el Panda (también algo del Múltipla) y, en el Fiat 500, desde la plano interno.
Apartándose del formato cuadrado del clásico Uno, esta nueva generación se presenta con líneas suavizadas, una simpática figura más bien elevada, con un corte de cola casi vertical. La trompa apela a un dibujo “ciego”, sin parrilla y con tres rectangulitos como falsas entradas de aire. Las ópticas, con los giros integrados en los extremos, invaden una parte del capó y de los laterales.

En esta versión Way los protagonistas son los apliques plásticos presentes en el frontal (en el lugar en el que iría la parrilla y que en la variante Attractive deja la chapa al desnudo), en ambos paragolpes, en los pasarruedas, en las baguetas de las puertas que, en las traseras, llevan calado el nombre de la versión y en las barras de techo, uno de los elementos que más lo diferencian de su hermano de gama. La leyenda Way vuelve a hacerse presente en uno de los rayos de las llantas de aleación de 14 pulgadas (opcionales), que calzan los Pirelli Scorpion de uso mixto.

Una mirada al interior

La imagen habla por sí sola y, más allá de que se trata de una cuestión meramente subjetiva, es un auto que cumple con el cometido de llamar la atención, al menos en estos primeros meses, hasta que su presencia en la calle se haga costumbre. Sin embargo, es el interior el que merece un análisis más pormenorizado, porque es más susceptible a las controversias.

En primer lugar encontramos un espacio bien aprovechado, en especial por tratarse de un auto de 3,77 metros de largo, una medida que no facilita demasiado la tarea de diseñadores e ingenieros encargados de este sector. Hay lugar como para que viajen cómodamente cuatro pasajeros.
La posición de manejo es fácil de encontrar, a pesar de que la butaca del conductor no se regula en altura y que el volante sólo se mueve de modo vertical. 

La plancha frontal es simple, minimalista y agradable a la vista, aunque no tanto al tacto, por la rigidez de sus plásticos y la ausencia absoluta de inyectados. Al transitar por una calle empedrada o ante las vibraciones de un intento de recuperación–siempre exitoso- en tercera marcha, nos llamó la atención la excesiva compañía de crujidos en la zona central, donde hay una máscara en tono claro que recluta las toberas de aire. Más, si tenemos en cuenta que nuestra unidad de prueba apenas acusaba 730 km en el odómetro.

El instrumental está agrupado en un módulo circular, similar al del Cinquecento, con velocímetro y cuentarevoluciones analógicos y un display digital para la info del combustible, la temperatura, la hora y el odómetro.

Entre el equipamiento (del “Pack Eléctrico” de “nuestro” Uno) se alistan el equipo de audio Sony (de frente desmontable y accionamiento poco amistoso) con CD, MP3 y puerto USB; el aire acondicionado con comandos manuales y levantavidrios eléctricos delanteros, cuyas teclas están ubicadas en la consola central, una posición poco intuitiva y claramente susceptible a una reubicación. Hay una versión más base del Way que trae levantavidrios manuales y no ofrece ni cierre centralizado ni alarma, ni tampoco faros antiniebla.

El aspecto de seguridad es demasiado básico en esta versión, que a la alarma sólo suma cinturones de seguridad inerciales. A esta le sigue la denominada “Pack Casual” que cuenta con todo lo del “Eléctrico” más asiento del conductor regulable en altura; tres apoyacabezas traseros y cenicero portátil. Para contar con más elementos como ABS y airbags hay que hacer uso del “Pack Seguridad”.

Los tapizados son agradables, tienen bordado el nombre Way en los respaldos delanteros; el volante y la palanca de grip correcto, y hay una buena cantidad de espacios para guardar objetos y posavasos, así como ajustados portamapas en los paneles de puertas y un portagafas.

A la buena habitabilidad, agraciada en gran parte por la generosa altura del techo, se suma un baúl con buena capacidad –hay que tener presente que es un hatchback chico- ya que los 280 litros iniciales pueden ampliarse abatiendo las plazas posteriores. 

Motor

No le falta demasiado pero tampoco le sobra nada. Cumple con lo justo para el uso cotidiano, gracias a sus reacciones suaves y a una notable elasticidad que le permite recuperar en casi todos los rangos de revoluciones. Ya en ruta, si bien no desilusiona, tampoco logra un comportamiento ejemplar. Es necesario entender que es una mecánica que se ajusta a las pretensiones del modelo. Así de sencillo.

Es el EVO 1.4 de quien estamos halando. Este motor naftero de 4 cilindros en línea y 8 válvulas entrega 85 caballos de potencia y un torque de 12,3 kilográmetros a 3.500 rpm. Si bien sus prestaciones se pueden catalogar como modestas, también es verdad que se las arregla bastante bien para dar impulso a esta carrocería alta y con despeje elevado, es decir, poco aerodinámica. A 120 km/h viaja sin esforzarse, al superar esa barrera, su funcionamiento se hace sentir más de lo deseado en el habitáculo, un rumor constante al que se suman algunas filtraciones eólicas, al menos así ocurrió con la unidad probada por e-cars. Este aspecto merece una revisión.

La velocidad máxima del nuevo Uno ronda los 162 km/h y la aceleración de 0 a 100 km/h se consigue en 14,1 segundos. El consumo del combustible oscila los 10,2 l/100km en ciudad y 9,3 l/100km viajando a 130 km/h constantes.

Andando 

A lo ya puntualizado acerca de su buen desempeño en ciudad, favorecido por la dirección asistida y la firmeza del diagrama de suspensiones que absorbe bien las irregularidades sin tornarse duro, debemos agregar su fiel comportamiento fuera de la ruta y no estamos hablando de off-road. Es un auto con el que se puede andar tranquilo por calles desparejas ya que la buena distancia de la carrocería al suelo lo mantiene alejado de toques o roces. Es necesario respetarlo en curvas porque la carrocería tiene tendencia a las inclinaciones lógicas de la altura y sus reducidas trochas.
Frena bien y cuando lo hace no perjudica la trayectoria, aunque, lógicamente, el pack que incluye ABS es más recomendable. 

Conclusiones

Por el momento, el Uno se vende con carrocería de cinco puertas. Hacia fin de año llegaría la de tres. Son dos las versiones, tal como se señaló, y una la motorización. La Attractive, que es la de entrada de gama, parte desde los $53.300 y llega a los $57.200 con el Pack Seguridad. La oferta Way se inicia en los $55.800, pasando por los $57.400 de esta variante con Pack Eléctrico y trepa hasta los $59.700 con todos los “chiches” mencionados al promediar la nota. Al margen de los aspectos objetados en esta prueba, no hay que olvidar que el Uno se ubica en la base de la oferta de Fiat, sólo por debajo de él está el “viejo” Uno Fire. Por eso hay que destacar que el posicionamiento de precios demuestra que las intenciones de la gente de Fiat es pelear con dientes apretados en el competitivo segmento B que entre los principales exponentes tiene a: Peugeot 206 Génération; VW Gol Power y Gol Trend (Pack I); Ford Fiesta; Chevrolet Agile; Renault Clio y Sandero; y también Citroen C3.

A juzgar por lo experimentado, el Uno gusta, atrae, cae simpático. Sin querer pecar por reiterativos, sólo cabe esperar la decisión del público, quien tiene la sentencia final.

 

A favor

  • Diseño exterior
  • Habitabilidad
  • Suspensiones y despeje
  • Maniobrabilidad
     

En contra

  • Plásticos y terminaciones
  • Equipamiento de seguridad acotado
  • Garantía de un año
  • Insonorización