La categoría de los compactos, la identificada con la letra B, es una de las más dinámicas y pobladas del mercado local. La más competitiva, también. No es fácil llegar a los puestos de privilegio con equipamiento y precio acordes, ni tampoco mantenerse en el top de los más elegidos. Por eso las marcas le ponen énfasis a la renovación de sus jugadores, como para no perder terreno ni resignar puntos en el segmento base de esta industria. Así lo entiende General Motors que hacia el final de 2016 presentó los renovados Onix y Prisma en la Argentina (+ info), que adoptaron nueva estética y mejoraron algunos aspectos referidos a la funcionalidad que habían sido objeto de críticas en la primera fase de la vida de estos modelos.

Para esta nota nos subimos al Prisma, la versión con carrocería sedán de esta plataforma de Chevrolet, un auto que empezó a llegar desde Brasil en 2013 junto al hatch Onix (+ info). Luego, ambos tuvieron un par de actualizaciones con la llegada de la caja automática en 2014 y de la versión de entrada (LS) en la familia del Onix, en julio de 2016.

Por fuera y por dentro

Esta es la primera renovación profunda en cuanto a diseño, ya que la trompa toma los rasgos de la nueva generación de modelos de la compañía. De ahí un cierto aire al frontal del nuevo Cruze y también al del Cobalt, por las ópticas más filosas y la parrilla más estilizada y mejor integrada. También es nuevo el capó y los antiniebla. En los laterales se advierte el nuevo diseño de las llantas, y atrás se percibe un retoque en las luces que en la base agregan un delgado listón en otro color. Por otra parte, se rebajó la altura de la carrocería (10 mm) para mejorar el comportamiento, especialmente en lo que hace a la tenida. Este sedán es 35 cm más largo que el bicuerpo, que viene con los mismos retoques e igual equipamiento.

En el interior se hicieron ajustes para mejorar la funcionalidad tanto en lo que hace a la conectividad, porque la pantalla del multimedia MyLink tiene ahora la botonera en el lateral derecho y no en la parte inferior. Y también en cuanto a practicidad, ya que las manijas de las puertas (objeto de crítica en la edición anterior) se reubicaron en una posición más cómoda y al alcance de la mano. En cuanto a la posición de manejo, la butaca sigue en una posición demasiado elevada, aún ajustada en el nivel más bajo mediante la palanca manual. Atrás mantiene el espacio suficiente como para que dos adultos viajes cómodamente y la capacidad del baúl que sigue siendo una de las mejores de la categoría: 500 litros. Debajo del piso lleva el auxilio temporal, siempre objetable. La calidad de materiales y terminaciones promedia el nivel que reina en el segmento, con algunos sectores mejorables, mientras que los tapizados presentan imagen y textura agradables.

Equipamiento

En este rubro no nos queda otra chance que criticar la dotación de seguridad, ya que siguen brillando por su ausencia los ganchos Isofix, el cinturón central trasero de tres puntos y el quinto apoyacabeza. Cumple con los obligatorios frenos ABS y doble airbag frontal. En el listado del confort volvemos a la mención del MyLink2 (nueva generación) que incluye la función Mirror Screen, que replica la pantalla del celular para un manejo más intuitivo. Es compatible con aplicaciones Apple CarPlay y Android Auto y permite, por ejemplo, dictar y escuchar mensajes de texto y whatsapp a través del sistema de audio del vehículo, obtener indicaciones con las condiciones de tráfico actualizadas, buscar puntos de interés e incluso acceder a aplicaciones como Spotify. Además tiene aire acondicinado, ordenador, comandos al volante y cámara de estacionamiento, en esta variante full.

Conocido

El motor es el ya probado naftero 1.4 (8 válvulas) de 98 caballos y la caja de esta versión probada es la automática de seis marchas. Es un buen propulsor, con una entrega suave y correcta agilidad para el tránsito urbano. Dos cosas para apuntar respecto a la transmisión: que es la única del segmento con sexta, y que trabaja con pasos de marcha bastante marcados, haciendo que se advierta demasiado el salto entre un cambio y otro. Se puede decir en principio que recibió algunos ajustes para mejorar –según afirma la marca- la economía de consumo (hasta en un 7%) y baja las emisiones contaminantes. Los dos vienen con caja manual de cinco velocidades y también ofrecen la opción de combinar con una automática de seis velocidades. La performance es lógica para lo que es el conjunto mecánico, aunque seguramente con la caja manual gana algunos puntos en el rendimiento. La velocidad máxima de 174 km/h y la aceleración de 0 a 100 km/h en 14 segundos, respaldan este criterio. En cuanto a consumo, en ruta (130 km/h) promedia los 9 litros cada 100 km y en ciudad se estira a 10, 2 litros.

Andar

Es bueno y franco el comportamiento de este modelo. Se viaja cómodo por el equilibrio entre confort de marcha para absorber las irregularidades de las calles de ciudad y la tenida en ruta. En velocidad responde con inclinaciones leves y no aparecen vicios que compliquen las cosas. Dobla con soltura y frena con solvencia, siempre dentro de lo esperable en el segmento.

Más garantía

Así se reacomoda este modelo en el mercado, con un refresh estético y ciertas mejoras funcionales. Son muchos en la misma categoría que luchan por un lugar: Ford Fiesta, Fiat Grand Siena, Nissan Versa, Renault Logan, Toyota Etios, Volkswagen Voyage y hasta su hermano Cobalt. En esa franja se posiciona a un precio de 291.000 pesos en esta versión tope de la gama que arranca en los 259.000 del LT. En la garantía también hay noticias, ya que pasa de 2 a 3 años sin límite de kilometraje. Otro buen punto.

A favor

Estética renovada

Capacidad del baúl

Equipamiento de confort

Garantía mejorada

En contra

Auxilio temporal

Equipamiento de seguridad

Terminaciones mejorables