La deportividad era, años atrás, propiedad casi exclusiva de los segmentos mediano compacto, mediano grande o grande. Con el tiempo fueron sumándose a esta elite vehículos más chicos, en su mayoría de categoría de alta gama. Y Audi siguió ese camino, ya que a modelos como el TT o el A5 cupé y las versiones S de sus diferentes productos, sumó el A1 como el más chico de la familia, con menos espacio que sus hermanos mayores pero con el mismo estilo e iguales estándares de calidad y exclusividad. Al poco tiempo de la aparición de este nuevo modelo se sumó la variante S line que, si bien no representa el grado de deportividad que ostentan los “S” (o RS) de los cuatro anillos, va un paso más allá tanto en imagen como en mecánica y prestaciones. Esta versión salió a escena para hacer frente a modelos con vasta trayectoria como el MINI y otros de historia más reciente como el Alfa Romeo MiTo y el Citroën DS3. Probamos entonces este A1 más radical, bien dotado tanto desde el aspecto de motorización y transmisión, como de equipamiento. El resultado: un cóctel que embriaga al instante. 

Estilo

Atractivo, simpático, con una gran personalidad. Este pequeño alemán hace alarde de una imagen de elevado perfil, con la que pasar inadvertido es tarea imposible. De formas redondeadas, con un voladizo trasero bien corto pero bien proporcionado, y muy bien plantado. La trompa conserva el estilo de los Audi mayores, con la inconfundible parrilla trapezoidal (Singleframe) con el borde cromado, los cuatro aros en el centro y, a ambos lados, las ópticas angulosas con faros de xenón y una pestaña de led que se roban todas las miradas. Los parantes y laterales del techo en color gris (opcional) y las llantas 17” de cinco radios dobles, dibujan un perfil intenso en esta silueta rematada por un alerón por encima de la luneta, acotada y notablemente inclinada. Debajo también llaman la atención el símil difusor de aire (tipo panal de abejas) y la doble salida de escape. Techo panorámico eléctrico, luces de giro en los espejos y la carrocería pintada de rojo furioso, completan esta presencia sumamente seductora y atlética de apenas 3,95 metros de largo.

Por dentro

El habitáculo también recibe un tratamiento acorde a la imagen externa. Lo primero a destacar es la calidad percibida, sustentada por materiales y terminaciones de alto nivel. Tiene butacas delanteras deportivas, ambas con regulación en altura y ajuste lumbar que contienen perfectamente tanto en la zona del respaldo como del cojín. Debido a la combinación con el reglaje en altura y profundidad del volante, la posición de manejo es notable, además porque el volante tiene un muy buen grip.

El tablero cuenta con indicadores analógicos y un display digital para la computadora de a bordo y permite una cómoda lectura, tanto por el tamaño de los caracteres como por la iluminación. En el panel frontal sobresale la pantalla de 6,5 pulgadas del MMI, sistema que incluye las funciones de audio, ajustes del vehículo, el gráfico del asistente de estacionamiento delantero y trasero, y del navegador, aunque éste no esté activo en nuestro país. Apliques metálicos y en símil aluminio de tono mate decoran el lujoso ambiente y hay un plus, un exquisito detalle para remarcar: los parlantes delanteros del sistema de audio Bose (opcional presente en esta unidad) tienen un borde que se ilumina al encender las luces de posición. Es mediante tecnología led, que también alumbra la zona de los pies.

Al ser acotado, viene muy bien el techo panorámico eléctrico de esta versión que le aporta buena dosis de luminosidad como para contrarrestar el efecto de "encierro" que se puede llegar a sentir debido a la inclinación del parabrisas, los anchos parantes y la escasa visibilidad trasera.

Pasar a las plazas posteriores no es de las tareas más cómodas ya que al abatir los respaldos delanteros el hueco para ingresar es ajustado, al igual que el espacio destinado al/los eventuales pasajeros que allí viajen.

El baúl es chico pero está bien para el tamaño de la carrocería y acorde a lo que es la categoría, con 270 litros de capacidad.

Completo

El equipamiento es bueno de serie y se puede mejorar aún más sumando elementos opcionales con el consecuente incremento del precio. Entre lo más destacable incluye climatizador automático, computadora, sensores de lluvia y crepuscular, espejos exteriores con ajuste eléctrico y desempañador, dirección asistida, y volante multifunción (teclas para computadora y audio), en lo que hace al confort.

En el rubro seguridad aparecen los frenos ABS, el ESP, airbags frontales y laterales delanteros, faros antiniebla y fijaciones Isofix.  

Como opcionales se ofrecen (además del audio Bose, el techo de vidrio, el arco color aluminio y el asistente de estacionamiento) el cruise control, el Bluetooth, y los airbags de cortina, todos presentes en la variante probada por Cars.

Empuje contundente

El propulsor es el mismo naftero 1.4 que en las versiones Attraction y Ambition entrega 122 caballos (20 kgm de par) aunque con ciertos ajustes en el turbo y la gestión electrónica alcanza los 185 CV de potencia y los 25,2 kgm de torque, con lo que consigue empujar con absoluta autoridad este vehículo de poco más de 1.100 kilos de peso. Es ágil y trepa de velocidad con una decisión impresionante: el 0 a 100 lo completa en 7 segundos y la velocidad de punta se ubica en los 224 km/h. Por más que se muestra absolutamente obediente a la menor provocación del acelerador, su entrada en ritmo es progresiva y no brusca. 

Gran parte de la responsabilidad del desempeño de este tren motor es la tecnológica transmisión automática S Tronic secuencial de siete marchas y de doble embrague que trabaja con una rapidez y suavidad asombrosas. Además de la función D (directa) se puede optar por la S (sport) que estira las relaciones para que el comportamiento sea más picante o bien de manera secuencial, que puede administrarse desde la palanca o desde las levas detrás del volante. Conforman una pareja notable que hace que, entre otras cosas, el consumo no se dispare y sea más que correcto teniendo en cuenta las prestaciones que consigue: viajando a 130 km/h constantes requiere 6,5 l/100 km, mientras que la ciudad asciende a 9 litros, siempre que el manejo sea prioritariamente relajado.

Comportamiento

Entre el ajuste del diagrama de suspensiones y los neumáticos de perfil bajo (215/40 R17) se logró una puesta a punto que hace las delicias de cualquier usuario que se jacte de tener gusto por los deportivos. Bien firme, ideal para el comportamiento estable a altas velocidades y para que en las curvas se parezca demasiado a un “scalextric”, es decir, con un copiado ideal, aunque siempre igualmente es bueno saber que se cuenta con el ESP que entra en acción para corregir cualquier tendencia a la pérdida de trayectoria. Claro que en las calles maltratadas o empedrados la aspereza se hace sentir (y…algún impuesto hay que pagar), pero ni lo hace incómodo al extremo, ni tampoco compromete la dinámica. La dirección tiene una precisión elogiable y saca a relucir su mejor perfil a velocidades elevadas.

El rendimiento de los frenos (cuatro discos y ABS) está a la altura de las prestaciones y permite detenciones más que correctas.

Apuntes finales

El A1 S line S tronic es un modelo exclusivo y por ende caro. Se vende a 43.000 dólares aunque al sumar los opcionales presentes en nuestra unidad de pruebas se dispara a poco más de 55.000 billetes verdes. Un valor alto a cambio de calidad, linda imagen, muy buen comportamiento y gran performance, con el plus de llevar los anillos como distintivo que cotiza, y mucho.

A favor

• Comportamiento dinámico
• Motor/transmisión
• Calidad

En contra

• Plazas traseras ajustadas
• Aspereza en tránsito urbano
• Precio