Alrededor de 500 autos permanecieron abandonados en un bosque en Bélgica durante 70 años. El denominado “Cementerio de Carros en Chatillon” se creó después de la Segunda Guerra Mundial y la naturaleza se hizo cargo de asimilarlos a este escenario siguiendo su curso. Es así que hojas, ramas, hogos y musgos se adueñaron de estos vehículos que, según cuentan, pertenecían a soldados estadounidenses que tuvieron que regresar a sus casas años después de la guerra pensando en volver algún día para buscarlos.  La “operación rescate” nunca se concretó y allí quedaron.

Ahora el gobierno belga está empezando a retirarlos a partir de este año para cuidar el medio ambiente. Como legado quedaron las impresionantes fotos tomadas por Urbex Photography.