04/10/2022 - Probamos la versión tope de gama de la pick-up fabricada en Córdoba. Confort y estética renovada.
PABLO EPIFANIO 27 March 2017
Renovada el año pasado, la Sorento amplió su gama en el mercado local con la llegada de esta versión nafta 2.4 con 172 CV que viene sólo con tracción 4x2, caja AT y 7 plazas.
En 2003 el mercado local supo por primera vez de este modelo de Kia, el que en 2013 se renovó por completo. Se volvió a poner al día al aparecer la tercera generación, la que llegó en mayo del año pasado (+ info), por entonces solamente con el motor turbodiésel 2.2 de 197 caballos. Lo probamos a poco de su arribo (ver prueba). Y fue en noviembre cuando a la oferta se sumó esta versión naftera en configuración 4x2. Es la que monta el 2.4 (cuatro cilindros) que entrega 172 CV y un torque de 22,9 kgm a 4.000 rpm.
Como ya la tuvimos en su faceta diésel, haremos un rápido repaso por los principales aspectos en cuanto a diseño, estructura e interior, y focalizaremos en los agregados de confort, además del comportamiento de esta mecánica.
Por fuera mantiene los trazos que recibió en la última puesta al día: líneas redondeadas, parrilla tipo “nariz de tigre” (tal cual afirma la marca) con diamantado que le eleva el status. Las luces con xenón y Leds se estiran hacia los laterales, zona en la que se destacan los apliques cromados en el contorno de las ventanillas y las llantas de aleación muy vistosas, de 17 pulgadas en esta versión de tracción simple. Las luces traseras –dispuesta de manera horizontal- también incorporan tecnología Led. Se conservan por supuesto las medidas: 4,78 metros de largo por 1,89 de ancho y 1,69 de alto. La distancia entre ejes es de 2,78 y el baúl ofrece un volumen de 320 litros, que se puede estirar a 1.077 y a 2.066 si abaten 2ª y 3ª fila.
El interior presenta buena calidad de materiales y terminaciones, dos aspectos en los que Kia sigue marcando referencia, como lo viene haciendo desde hace un tiempo. Combina plásticos rígidos con un considerable porcentaje de superficies acolchadas. La posición de manejo es impecable, por el generoso reglaje de volante y butaca (manuales ambos), y la ergonomía sigue siendo uno de los puntos fuertes.
El tablero de clara lectura apela a cuatro relojes analógicos: para tacómetro y velocímetro (los dos mayores) y dos para temperatura y nivel de combustible (los chicos), y en el centro tiene el display para la computadora de a bordo. En la consola central aparece el principal agregado tecnológico: la pantalla multimedia de 7” con navegador, cámara de marcha atrás y todo lo vinculado al audio. También tiene climatizador bizona y cruise control. En las plazas traseras hay espacio suficiente como para que tres adultos se ubiquen cómodamente, mientras que en el sector de carga hay dos butacas que al abatirse quedan en un nivel plano del piso.
En cuanto a seguridad, se puede decir que la configuración es correcta, ni más, ni menos. Se anotan en este listado los airbags frontales, laterales y de cortina; frenos ABS; ganchos Isofix; control de estabilidad y asistente de arranque en pendientes, entre lo más destacado. Se echan de menos las luces de Xenón que sí están presentes en la variante 4x4, al igual que el techo eléctrico.
Este motor naftero hace un buen trabajo junto a la caja de seis con comando secuencial. Es suave y su entrega es gradual, por lo que aporta un alto nivel de confort al manejo. Se consigue un manejo ágil en el tránsito urbano y en velocidad obtiene recuperaciones más que interesantes, con lo que en sobrepasos no se encuentra con inconveniente alguno.
No difiere del comportamiento dinámico de la opción diésel y por ende, tal como aseveramos en dicha prueba, es equilibrio el término que mejor define la experiencia de sentarse al volante. Por un lado, porque la suspensión hace que sea suave y mullido en la ciudad, y lo suficientemente seguro en ruta, donde responde con franqueza y firmeza ante vientos cruzados. Al mismo tiempo lleva a que en caminos de tierra también demuestra solvencia, aunque claramente su fuerte no es el off road. Por otro lado, es la dirección de asistencia casi perfecta la que colabora para que todo sea mucho más sencillo.
Son 54.990 dólares los que hay que desembolsar para llevarse a la cochera esta Sorento naftera 4x2. Ese es el precio (unos 874.000 pesos) para subirse a un vehículo que entre sus puntos destacados tiene al diseño, la calidad general, el espacio interior y el confort de marcha. Es un segmento que se fue poblando en el último tiempo este de los SUV’s de 7 plazas, en el que se enfrenta con Toyota SW4, Chevrolet Captiva y Trailblazer, y Hyundai Grand Santa Fe. En este escenario el modelo de Kia infla el pecho por los pilares apuntados líneas arriba y por la garantía de 5 años.