04/10/2022 - Probamos la versión tope de gama de la pick-up fabricada en Córdoba. Confort y estética renovada.
PABLO EPIFANIO 31 May 2013
La versión más rabiosa del 500 pertenece al linaje Abarth y eso es garantía de deportividad. Con un motor 1.4 de 135 CV y un esquema de suspensión ajustado, consigue prestaciones para el elogio.
El significado de tradición es “conjunto de ideas, usos o costumbres que se comunican, se transmiten o se mantienen de generación en generación”. En otras palabras, una filosofía que se mantiene a lo largo del tiempo. Y eso es lo que también ocurre con los íconos vinculados con la industria automotriz como es el caso de Abarth, la división deportiva de la marca italiana. Es un linaje que se inició en 1949, cuando un señor llamado Carlo Abarth fundó la empresa que como objetivo principal tenía el desarrollo de autos de carrera. Desde entonces el logo del escorpión en un capó es el certificado que garantiza un plus de deportividad, que tiene una dosis extra de “pimienta”. Esta edición del Cinquecento es la resultante de la combinación entre esta tradición deportiva con el espíritu de la reedición de un mítico auto popular de los años 50'.
Indumentaria deportiva
La imagen está adornada con ciertos elementos que denotan su estirpe. Clásicas franjas Abarth en los laterales, la doble salida de escape, el difusor trasero, los espejos en rojo, las salidas de aire en los guardabarros traseros, las tomas de aire para refrigerar los frenos, los antiniebla incrustados en el paragolpes y el infaltable emblema del escorpión, son los detalles que ratifican la pertenencia a esta estirpe especial. Las llantas de aleación de dibujo de múltiple rayo y neumáticos de perfil bien bajo (205/40), completan la imagen. Por dentro son las butacas deportivas, el tapizado de cuero con costuras en rojo, el reloj indicador “Shift up” para aprovechar el torque del motor (en la modalidad “Sport” indica el cambio de marcha para maximizar las prestación del auto y en modalidad “Normal” indica el cambio de marcha para reducir el consumo de combustible), volante multifunción con cuero perforado y base plana, y nuevamente el logo del insecto venenoso, dan cuenta de que no es un 500 más.
Diversión al volante
Las butacas son bastante firmes y contienen correctamente. El volante ajustable sólo en altura y permite conseguir una posición de manejo que no merece objeción alguna. La crítica va para el instrumental (como hemos hecho las veces que nos subimos a un 500) que tiene la información demasiado apretada y termina por ser algo confusa. La palanca de cambios en posición elevada y el generoso tamaño de la pedalera de aluminio son un claro guiño a la deportividad. La visibilidad trasera no es la mejor y la insonorización está muy bien trabajada, ya que mantiene buen aislamiento a altas velocidades con el motor trabajando a full y cuando generalmente el rumor a rodadura suele hacer de las suyas.
Equipo completo
Un listado generoso es el que ofrece de serie y se puede incrementar haciendo uso de algunos opcionales. Climatizador automático; asiento del conductor regulable en altura; limpialavafaros; computadora de a bordo; apertura a distancia; techo solar eléctrico y equipo de audio con CD player, reproductor de MP3, conexión Bluetooth y entradas auxiliar y USB, conforman el ítem del confort. Los frenos ABS con repartidor de presión; airbags frontales, laterales, de cortina y de rodilla; ayuda al arranque en pendiente; controles de tracción y estabilidad; cierre automático de puertas en rodaje; y control de presión de neumáticos, son los elementos del rubro seguridad.
Motorización picante
Debajo del capó esconde el moderno y brioso Multiair 1.4 que entrega 135 caballos. Con una excelente relación peso/potencia y la compañía de una transmisión de cinco marchas muy bien escalonada (aunque con un selector de tacto algo gomoso) consigue prestaciones que dejan bien en alto el honor de la familia a la que pertenece. El torque es de 20,6 kgm a 3.000 rpm. De fábrica se declara una velocidad máxima de 205 km/h mientras que en la aceleración en pruebas se tomó unos 8,1 segundos para llegar a 100 desde partida detenida. Con la tecla de función Sport accionada es cuando saca a relucir su mejor perfil, ya que ajusta determinados parámetros de la mecánica para que sea más “picante”. Sin esa función, el consumo en ruta (a 130 km/h) requiere 7,7 litros cada 100 kilómetros y 8,9 litros en ciudad. Con la modalidad Sport para el momento de la diversión, estos valores se elevan un poco. Son cifras lógicas, aunque el tanque de 35 litros hace que la autonomía no sea uno de sus fuertes.
Una particularidad del Fiat 500 Abarth es la adopción de un nuevo sistema denominado “TTC” (Torque Transfer Control) que permite mejorar la transferencia de par motor a las ruedas garantizando un óptimo comportamiento del auto en curvas. Picante, roncador, elástico, no desentona con la esencia que da vida a esta variante.
Dinámica
Para esta versión los ingenieros hicieron un recalibrado del esquema de suspensión, al que se lo nota más firme y, por ende, más seco en los tramos desparejos. Queda claro que el objetivo es lograr una mejor estabilidad a alta velocidad, haciendo que la dinámica sea mucho más eficiente que en el resto de la gama. Va siempre muy bien apoyado, con un tren delantero que tracciona a pleno. Es tan equilibrado que garantiza momentos de lo más gratificantes al volante.
El precio de la exclusividad
A diferencia del Cinquecento “normal” que viene de México, esta “picante” versión se fabrica en Polonia, de donde provenía anteriormente el modelo, en la previa de la fusión con Chrysler.
El Fiat 500 Abarth se ofrece en el país a 165.000 pesos, con la posibilidad de sumar opcionales, como la pintura perlada, el techo corredizo por y el asiento Racing en cuero, todos opcionales presentes en esta versión.
"Objeto de deseo", "chiche", "capricho", como se le quiera llamar. Cualquiera de estas denominaciones es válida, aunque hay dejar en claro que el 500 Abarth no se queda sólo en una enunciación, sino que en acción cumple con los parámetros deportividad a base de eficiencia dinámica y motriz.
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En contra