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Test Drive Nissan Frontier Pro4X: la opción más deportiva

04/10/2022 - Probamos la versión tope de gama de la pick-up fabricada en Córdoba. Confort y estética renovada.

CLAUDIO CAPACE   16 July 2010

PRUEBA DE MANEJO: Ford Focus Exe Ghia 2.0

Focus Exe: sobriedad y confort con sello Ford

La variante con baúl del Focus es un digno referente de la industria local: la calidad de los materiales y la terminación son propias de un auto europeo... aunque acusa algunos faltantes de seguridad.

PRUEBA DE MANEJO: Ford Focus Exe Ghia 2.0

Desde su presentación oficial en San Carlos de Bariloche, las distintas variantes que en disímiles condiciones y caminos pudimos manejar del nuevo Focus siempre se transformaron en experiencias placenteras… de vivir y de relatar. 

Provoca un gusto especial corroborar lo bien que puede trabajar la industria local cuando se toma las cosas en serio: la segunda generación del Focus se destaca por la calidad de construcción y el esmero puesto en materiales, encastres y terminaciones.

Por fuera

Las medidas que definen a este Exe indican 4.481mm de largo, 2.019 mm de ancho y 1.497 mm de alto, con un entreejes que llega a 2.640 mm (trochas de 1.535 y 1.531 mm respectivamente); un auto de proporciones equilibradas y bien plantado.

Hasta el parante central, el Exe clona a la variante de cinco puertas, donde el Kinetic Design llega a su máxima expresión; para el sector trasero –tan “enojoso” desde el diseño para algunos rivales– la resolución es elegante y deportiva con algunas notas propias del Mondeo. Más “serio”, sobrio si se quiere, pero no por ello menos personal que el hatchback, el Focus es un auto que tiene impronta propia en la calle. 

No está de más señalar que esta segunda generación estrena una plataforma ya utilizada en algunas (ex) marcas del grupo como el Volvo S40 y V50 y el Mazda3.

Por dentro

Cuando accedemos al puesto de conducción, resulta gratificante corroborar que la lograda impresión exterior se corresponde con la “escenografía” que rodea a las butacas delanteras: soluciones modernas (desde la concepción, no desde el maquillaje), plásticos acolchados que nada envidian a modelos foráneos y una sabia combinación de tonos oscuros, propio de materiales nobles con apliques de metal/símil metal.

Posee volante de buen grip y diseño, selectora de cambios en la posición adecuada para deslizar con naturalidad la mano derecha y una pedalera que, si bien no es muy profunda, está bien distribuida para los amantes del manejo deportivo.

El interior es cómodo y el espacio trasero, lógico para su categoría: cuatro adultos -si no son pilares de rugby- se las arreglan para llegar a Mendoza sin intervención de un juez de paz. Cuando buscamos el “quinto elemento” hay que resignar un poco de espacio longitudinal desde las plazas delanteras.

Para aquellos que dudan entre el modelo hatch y este Exe, no está de más contar que este “cuatro puertas” resigna algunos milímetros de habitabilidad interior (altura y longitud), pero a cambio ofrece unos milímetros plus para las piernas de los pasajeros posteriores.

Bien por el renovado lugar que ofrece desde el baúl (donde ahora es posible alojar 526 litros en posición normal) mal por la imposibilidad de ejercitar la apertura desde el interior vía tecla.

Eso sí: cuando levantamos la alfombra aparece un neumático del tipo temporal, una solución totalmente impropia para las características viales de nuestro país y que exige una revisión por parte de la filial local.

En marcha

Botón mediante (detalle cool ubicado entre los dos asientos delanteros y que se valora, sobre todo, porque la llave queda siempre en el bolsillo) damos vida a los cuatro cilindros que reúnen 1.999 cc y anida 145 CV.

No hace falta recorrer muchos kilómetros para percatarse de que la postura de manejo está bien estudiada y resuelta, con correcta visibilidad en casi todos los ángulos, considerando que hacia atrás es lógico que pierda un poco. El tercer apoyacabezas trasero –todos los pasajeros tienen además cinturones inerciales– permite ocultarse cuando no se usa.

Dinámicamente, este Focus tiene un comportamiento intachable. Se “siente” y en todo momento, respeta el libreto que indica el conductor sin contratiempos y es muy fiel a la hora de transmitir sensaciones; un auto seguro que causa gran placer de llevar. De lo nuestro, lo mejor.

Lástima lo de la poca sujetabilidad lateral de las butacas… sobre todo porque el Focus ofrece suspensiones que permiten un rápido paso de curva. Impecable la asistencia del tablero, los relojes resultan claros y visibles y la pantalla digital permite tener todo bajo control de un golpe de vista.

El sistema de frenos se lleva un puntaje meritorio, con un ABS que entra en acción sin mucho celo, se detiene en distancias cortas y esto a pesar de que la unidad cedida venía de varios “destratos” de colegas… y gente que se dedica a la profesión. Ejem.

Equipamiento

Estar sentados en un Ghia significa que por arriba no hay nada y que esta versión se transforma en la máxima expresión de la gama Focus Exe. Por tal motivo, la vara de exigencia luce afilada e insobornable: es un típico exponente del segmento C que tiene casi todo… pero que a nivel seguridad ofrece tres renuncios que no se condicen con su categoría.

Brillan por su ausencia los airbags laterales, ayuda para frenadas de emergencia (sólo se encienden la balizas en esta situación) y el control de estabilidad/tracción (los ganchos de seguridad para asientos Isofix los pedimos en la próxima nota). No hay excusa que valga para un auto de este nivel y performance.

Comentarios elogiosos para el trabajo de los limpiaparabrisas (con sensor de lluvia) a velocidades altas y la asistencia que brindan las luces (con sensor crepuscular), si bien el xenón es un faltante difícil de digerir. El volante tiene doble ajuste (altura y profundidad) y el desplazamiento longitudinal del asiento del conductor es eléctrico.

En materia de confort, el Exe ofrece pocas fisuras por donde entrarle con el tridente… desde el “topísimo” sistema Voice To Control para operar múltiples funciones desde las cuerdas vocales pasando por el eficiente climatizador electrónico de dos vías, el control de velocidad crucero o la tapicería de cuero. El resto es propio de todo mediano bien equipado.

Muy útil la posibilidad de regular el grado de dureza de la dirección (con asistencia eléctrica). También merece mención el equipo de audio de múltiples posibilidades de lectura, gran rendimiento y facilidad de uso. Un ítem que, por trivial, no siempre se cumple.

Desempeño

No importa si elegimos un periplo ciudadano en hora pico o la relajada tranquilidad de una autopista a medianoche: el clima adentro de este Exe es imperturbable. Bien insonorizado –eólica y mecánicamente–, las suspensiones absorben con el grado de firmeza justo y necesario para no sacrificar el confort pero tampoco para caer en una cadencia “soft”. La puesta a punto de ambos trenes de rodaje es exacta, y el selector y la dirección son suaves pero firmes, con el punto de precisión que se espera para no ofrecer dudas.

El comportamiento del motor Duratec de 145 CV (sin variantes respecto al Focus de primera serie) está en sintonía con lo que ofrece el Focus: sereno y contundente, no es un dechado de potencia (sobre todo en la relación potencia-cilindrada) pero resuelve todo con agilidad. A medida que trepa el cuentavueltas se siente más cómodo y las cinco relaciones de su caja manual no ofrecen “caídas” en la respuesta.

Cuando llega de reponer nafta súper no se muestra demasiado voraz y está a tono con lo que entrega: en ciudad necesita 12,5 litros para recorrer un centenar de kilómetros; en autopista y sin superar los 130 km/h desciende a menos de 9,5 litros para la misma distancia. El tanque de 55 litros le quita algunos kilómetros de autonomía respecto a la media de su categoría; en cuestiones aerodinámicas tiene un Cx un punto más eficiente respecto del hatch (0,31 contra 0,32).

En cuanto a la performance, debemos indicar que llega a los 100 km/h en 9,83 segundos (recordemos que pesa más de 1.340 kg); en 5ª las recuperaciones son un poco más remolonas (80-120 km/h en poco menos de 18 segundos) y la velocidad máxima llega a 210 km/h.

Vamos con lo que no nos gusta: la garantía es de sólo un año -más allá del kilometraje- y resulta pobre frente a lo que ofrece la competencia, que tomó casi como norma los tres años o 100.000 km. para los autos de esta categoría.

Para elegir

La gama del Focus dispone de una buena cantidad de versiones que permiten encontrar la que mejor se adapte a cada necesidad y presupuesto. 

El precio de esta variante que probamos ronda los $ 114.000, un número que no difiere mucho del que ofrecen sus competidores directos: Citroën C4 Sedán, Peugeot 307 Sedán, Renault Mégane II, Volkswagen Vento, Toyota Corolla, Honda Civic, Kia Cerato Forte… y siguen las firmas.