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PABLO EPIFANIO   20 November 2011

TEST Segunda mirada: Renault Latitude Privilège V6

Latitude, el más grande y lujoso del rombo

El Latitude es el sedán más lujoso que Renault vende a nivel mundial. Con un estilo conservador busca su lugar en el segmento de alta gama a base de amplio equipamiento y gran confort de marcha.

TEST Segunda mirada: Renault Latitude Privilège V6

Diseño Renault, motor Nissan, plataforma Samsung, y origen coreano. Así se compone la genética de este modelo que la casa francesa desarrolló para vender a nivel global y competir en la gama alta, apenas un escalón por debajo de los alemanes premium, pero no por equipamiento, sino por el prestigio y valor de reventa atribuido tradicionalmente a esos productos.

El Latitude es hoy el auto más grande y lujoso que la automotriz del rombo ofrece a nivel internacional, una franja en la que anteriormente estuvo el extravagante Vel Satis, muy por encima del Laguna, otrora el referente máximo que vendió en la Argentina. En el momento del lanzamiento tuvimos un contacto con las dos versiones de motor, es decir, el 2.0 de 143 CV y este V6 de 240 caballos (VER NOTA: “Latitude, la nueva dimensión de Renault”) y ahora volvemos a ponernos al volante de este producto del rombo para tener una idea más acabada.

Confort a pleno

Desde que se bocetó hasta que la primera unidad salió rodando de la planta de producción, siempre se tuvo al confort como prioridad, ya sea por los acabados del interior, el equipamiento, el espacio, la comodidad de las butacas, o el suave y mullido andar.

Lo primero que se aprecia al ingresar al habitáculo es un ambiente bien presentado, con materiales nobles. Tapizados de cuero de buena factura, abundantes apliques de madera y aluminio, y plásticos que en general no desentonan, componen una atmósfera agradable y notablemente sobria.

Es correcta la posición de manejo, con butaca de reglaje eléctrico más memoria y volante que se ajusta en altura y profundidad. El tablero de instrumentos es de diseño sencillo y con grandes caracteres que permiten una lectura clara.

Impecablemente insonorizado y con un muy eficiente equipo de audio, el viaje placentero está garantizado.

Atrás el espacio es generoso, aunque no lo suficiente para un auto de 4,89 metros de largo con una distancia entre ejes de 2,76 m. La pronunciada caída del techo puede complicar la ubicación de los más largos de estatura. 

El baúl en tanto, ofrece 477 litros, un volumen menor al de varios de sus rivales.

Equipamiento

Buenas notas tanto en el rubro confort como en el de seguridad. En el listado del primero se destacan: climatizador automático bizona; equipo de audio (Arkamys) con CD, MP3 y entradas USB y auxiliar; computadora de a bordo; espejos eléctricos y rebatibles; tarjeta llave y encendido por botón; apertura interna del baúl y tapa de combustible; retrovisor interno fotosensible; control de velocidad crucero con teclas en el volante; freno de estacionamiento eléctrico; y control de presión de neumáticos entre varios elementos más. 

Párrafo aparte merece el navegador satelital con comando desde la consola central. Allí se agrupan varias teclas para manejar el sistema, en torno a un joystick que hace de la navegación una tarea sencilla y muy intuitiva.

No se descuidó ningún detalle porque a todo el equipamiento se suma la excelente luminosidad suministrada por el doble techo de cristal, mientras que en las ventanillas traseras pueden desplegarse unas cortinas que filtran los rayos solares.

En materia de seguridad lo más importante pasa por: control de estabilidad; seis airbags; frenos ABS con sus asistentes; faros de bixenón y ganchos Isofix para sillitas infantiles.
Completo por donde se lo mire.

Propulsión

El V6 de 3,5 litros que entrega 240 caballos de potencia ha sido reconocido con galardones de diversa índole y ese no es un dato menor. Suave en sus reacciones y sumamente silencioso. Es dócil para llevarlo en la ciudad y si se le exige responde a la altura de las circunstancias. Teniendo en cuenta que el peso del Latitude se ubica un poco por encima de los 1.500 kilos, encontramos con que sus prestaciones están para los elogios. En concreto, puede completar el 0 a 100 km/h en 8,3 segundos y alcanzar una máxima de 235 km/h.

Dosifica la potencia una caja automática de seis marchas (no es CVT de variación continua), con relaciones largas, justamente pensadas para conseguir un andar sin tironeos ni reacciones bruscas. Este escalonamiento hace que en ruta ande relajado (no llega a las 2.500 vueltas viajando a 130 km/h), lo que conlleva a que el consumo se ubique en los 9,5 litros si se mantiene constante esa velocidad. En ciudad es donde se le despierta el apetito y requiere unos 15 litros cada 100. En trayectos mixtos ronda los 10 l/100km.

Comportamiento

Las suspensiones fueron diagramadas en sintonía con la búsqueda del máximo confort. Conforme a esta premisa se desplaza con absoluta suavidad y buen filtrado de las irregularidades que puedan presentarse. La dirección trabaja bien y tira por la borda cualquier prejuicio que el tamaño pudiera despertar: se lo puede llevar muy bien en la ciudad, sin el menor esfuerzo. En ruta se muestra estable, dobla sin titubeos y su aplomo no es interferido por excesivas inclinaciones. Por último, muy correctos los parámetros de frenado.

Apuntes para el final

Un segmento en el que se ubica bastante bien por precio y mejor aún por equipamiento, siempre en el terreno de las marcas generalistas obviamente, ya que si se lo compara con los premium la ecuación es otra y así termina resultando algo caro. Son 47.000 dólares los que hay que pagar para subirse a esta versión V6 y 36.900 para la Dynamique, que viene con el motor de 2 litros. Sus rivales (Passat, Accord, Camry, Teana, C5 y Mondeo,) tienen ya mucha “espalda” en el mercado, por eso la pelea no es para nada fácil y encima el año próximo se sumará a la categoría el Peugeot 508. Claro está que la gente del rombo tiene sobradas razones para confiar en este producto.

 

A favor

  • Calidad y terminaciones
  • Habitabilidad
  • Confort de marcha
  • Equipamiento

En contra

  • Consumo urbano
  • Ingreso al habitáculo
  • Diseño demasiado sobrio